Comprendes que, si naces del vientre del lobo, los demás siempre te verán como uno. Si tu madre era un perpetrador entonces tu también lo serás, no importa cuánto lo intentes, tu pasado hablará por si solo, tus raíces podridas te condenarán irremediablemente. Asi que, no importa lo que diga, haga o intente. La marca es solo una, como un tatuaje el cual nunca podrás borrar.
Me cuido constantemente de todo; de mis acciones, de mis palabras. Trato de mantenerme tranquila todo el tiempo porque entiendo, y dada mi condición en este mundo, yo no tengo derecho a enojarme, a reaccionar, levantar la voz o mover las manos enérgicamente. Yo no tengo ese derecho, si lo hago, vuelve a mi el origen del mal, soy un perpetrador, un ser humano lleno de violencia, me vuelvo peligrosa y, automáticamente quedo ante el resto como alguien que quería golpear a otro.
Así que, sí, me cuido de todo, por que soy consciente de que de un instante a otro puedo dejar de tener un nombre y solo ser un ser violento que solo sigue su instinto agresivo con el cual nací.
Y ya que estoy en esto de los genes, la sangre que tira, cabe destacar que la loba de mi madre también sufría depresión, por lo que también me cuido de ello. Sufria repentinos ataques de llanto, yo siempre le preguntaba qué le pasaba, ella solo me respondía que nada pero no dejaba de llorar. Me quedaba con eso, pensando en cuáles eran las causas de su dolor, pero jamás lo descubría. Mas tarde descubrí que somos personas que vivimos continuamente mirando al abismo, nuestra existencia se basa en vivir en el extremo para recordar quienes somos. Sin mencionar que podemos estar rodeados de muchas personas y sentirnos mortalmente solos.
Hoy en día, cuando ya tengo 36 años y mi madre ya no está, a mi me pasa igual, aunque yo si sé la causa. El temor con el que me miran esperando a que yo haga algo malo, a que reaccione a como mi naturaleza demanda me entristece. Me quieren, pero al mismo tiempo esperan de mi a que yo los devore en cualquier momento. Nunca confían, y no lo harán nunca porque mi origen ya venía podrido.
Una de las razones por las que siempre me ha gustado estar sola es por que puedo ser yo misma sin temor a que alguien me juzgue. Si no hay nadie, entonces no debo preocuparme de que mis acciones o palabras sean mal vistas.
Pero es el estigma que me ha tocado, algo que nunca va a cambiar y debo aprender a vivir con ello.