La intensidad de
los sentires, la hambruna de las entrañas por devorar trozos del alma cuando
estamos inseguros del futuro. ¿Qué hay más allá de los días? ¿Sueños, ilusión,
una necesidad básica, una realidad tangible de saber que siempre estarán junto
a ti las personas a las cuales amas? Qué será de nuestra vida una vez crucemos
el umbral de un año, dos, tres… seguiremos abrazando el mismo aroma que
actualmente rodea nuestros sentidos. Una
cosa es morder los anhelos, los deseos que se condensan con el pasar del tiempo
a medida que sigues respirando aquel mismo aroma. La pregunta del millón, ¿por
cuánto más podré hacerlo? ¿Cuánto más me lo permitirán?
Nos acostamos sobre los sueños,
luchamos por ellos y hasta se sufre por ellos, empero no hay peor delirio de la
mente que el hecho de, ¿cuánto tiempo permaneceré en esta empresa? ¿Cuánto más
me lo permitirán? Es bueno no pensar, sabio es controlar el corazón y cerrarte
a las posibilidades negativas que sabes que al final todo tiene un final. No me
gustan los finales… son tristes, sobre todo cuando están llenos de realidad, a
veces sería bueno no terminar nada, dejar las últimas veinte hojas de un libro,
los veinte últimos minutos de una película, abandonar el último capítulo de una
serie de modo que el resultado no te haga recordar que todo tiene un final
inesperado, que uno no está nunca preparado para lo que se viene, que uno no
está sujeto a un contrato permanente, que uno no es eterno así como las
personas que nos rodean, de que nada es para siempre.
No, nadie está preparado.
No estoy preparado para ver como
las personas que amo se separan de las yemas de mis dedos, ¿quién lo está? Yo creo
que alguien que no es capaz de sentir, alguien quien piensa que todo es
reemplazable. Nos sentimos todo el tiempo inseguros que alguien nos arrebate lo
que amamos, pero, ¿cuál es el significado de este pensamiento? ¿Qué ocultamos
tras esta oscura sombra que solo desaparece en nuestro corazón cuando nos
sinceramos con nosotros mismos? Una posibilidad, o quizás más de las que
pudiésemos contar, empero hay una irrevocable que supera a todas las demás.
“Desconfiamos de la persona que amamos porque, en verdad, tenemos miedo
de aquellas debilidades que viven en nosotros también se alberguen en esa
persona. Sinceramente, nunca lo diremos, pero en fondo sabemos que cada vez que
mostramos celos, esa desconfianza tórrida que se sienta a pierna cruzada
conforme se fuma un puro en nuestra mente, no es más que el delito mismo que
uno sabe puede cometer, una causa futura que se acusa por si sola temiendo que
si nos dejan solos llegaremos a hacer. Somos posesivos, herimos contar de
evitar que nuestro amante se una a otros seres que uno desconoce, una obra
maestra creada por nosotros mismos añadiendo el toque histriónico a cada
palabra venenosa que añadimos. Tanta verdad, y vaya que poco uno sabe
sincerarse, una enfermedad que parece no tener cura. Piensa en esto: cuando te
celo, cada vez que curvas los labios para sonreír a otro, cada vez que añades
una fracción a la charla que en tu rostro se refleja de lo más divertido, cada
minuto en que pienso que tú le coqueteas al resto de los mortales, es porque en
verdad, yo hago lo mismo con los que me rodean a mí cuando tú no estás. Pongo
mis pensamientos y deseos culposos en ti, haciéndolos tus delitos y no los
míos, me lavo las manos y aparento que el ogro eres tú y no yo. Intento ser un
buen actor, sorprender a todos con mi labor, pero, no capto que todos en este
gran salón hacen lo mismo, jugamos a ser santos, y lo único que brilla al final
es nuestra podredumbre. Nunca lo olvides, cuando tú me dices a mí que no puedo
salir sin ti, es porque tú desconfías de ti, que del hecho de estar en mi lugar
tú harías precisamente lo que desconfías de mí. Nunca has oído que tus pecados
son mis pecados, pues… aquí están, desnudos, intentando cubrirse con un trozo
de piel de modo que todo esto quede enterrado en el fondo del alma, manteniéndose
los miedos quietos sin que nadie llegue a conocer de ellos.”
¿Cuánto tiempo más
me lo permitirán? Somos frágiles ante los arrebatos, débiles a la pasión
momentánea, intolerantes a lo desconocido, la rutina no es buena, es un asesino
del amor, pero también significa la base de una relación implacable en que los
pilares de esto no cederán ante ningún temporal. Quiero confiar, en verdad,
quiero hacerlo, pero tu manera de ver las cosas no deja de recordarme que esta bomba
está a punto de estallar.
Rossiel Black~
Será cuestión de renacer tras el estallido y usar los escombros para construir nueva morada. Así ha sido siempre y así será: ciudades sobre las ruinas de ciudades, amores sobre los rescoldos de los anteriores.En uno mismo está el no construir el nuevo edificio sobre los mismos pilares y con los mismos defectos para que no se derrumbe de nuevo.
ResponderEliminarMe ha encantado el texto.
Un saludo.
Muchas gracias Gema, bellas palabras y al mismo tiempo consejos. Nos estamos viendo.
EliminarSaludos.
Rossiel Black