Sus padres, dulces seres humanos que siempre le mostraban la parte bella de la vida, nadie que viniese con intensión de lastimarla podía acercarse, caso obvio puesto que ningún padre desea mal a su hija(o). Mientras contemplaba por la ventana a los niños jugar, corriendo estrepitosamente de un lado a otro, en otras ocasiones aterrizaban en el suelo por empellones de algún otro sonriendo a mandíbula batiente, simplemente se ensañaban con las bromas, algo normal dentro de edad juvenil. La niña sonreía cada vez que otro lo hacía en el interior de su jaula, sintió la envidia pues el deseo de querer ser una más en ese grupo sencillamente era un anhelo intangible, sus padres, como siempre.
Los días, los meses…, los años pasaron y la niña siguió en la misma ventana observando a los mismos niños que ahora con rostro más pronunciado y con pequeños detalles de pubertad, ahora, jugaban a nuevas cosas pero no menos divertidas. Las chicas coqueteaban ante el cortejo de un varón que hasta reverencia le hacía con tal de ganarse el corazón de una damisela. Ella también soñaba con permitirse sentir esas sensaciones, el cosquilleo intenso cuando alguien te mira de manera especial, ella lo deseaba tanto, pero de tanto desearlo y con el transcurrir del tiempo la joven fue perdiendo la sonrisa, sus labios yacían encorvados y su rostro se mostraba pálido y enjuto, su ánimo desgastado y con muy mal humor, sus cabellos dejaron su refulgencia y sólo quedaba un tono seco y opacado en ella. Error del adulto que en vez de protegerle terminó por destruirla, dejándola vivir en una capsula oscura y colmada de soledad.
¿Qué pasó con la mujer de la ventana? Después de cumplir sus veinte años y pasar una nublada celebración con sus padres, hija única, sin amigos en los cuales apoyarse ni un amor en el cual desenmascarar su tristeza, estabilidad emocional…, cero. Acabó por quitarse la vida en la misma ventana mientras observaba al pasado, los niños correr y ella sonriendo cuando uno caía de bruces.
La libertad es única y ni siquiera los padres pueden interponerse en tu camino, ellos no te traen al mundo para que les arregles la vida y el futuro, eso lo forjan ellos mismos, tú debes escoger el tuyo. El amor que posees no siempre será sano ¡Aprende a diferenciar! Hay un mundo allá fuera por descubrir y no puedes esperar que sean tus padres quienes vayan a descubrirlo por ti.
Se dice que por las noches, en esa misma ventana se vislumbra una silueta oscura observando al caminante. No seas tú uno más para añadir a esta historia.
Rossiel Black Dark
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