Mientras el sol brilla y nuestros acalorados cuerpos se funden con la tierra, quienquiera que fuese jamás nos olvidaría mientras nos observara desde abajo, con el rostro latente de esperanza y melancolía. Porque aprovecharse de los inocentes es siempre más glorioso que de los mismos poderosos, esos cuestan sudor y consecuencias irreversibles. Soy el rey de esta vasta tierra y en mi reino se baila a mi son, al compás de los latidos de mi corazón. Soy poderoso sí, todos temen de mis castigos y mis decisiones inconclusas. Nadie se atreverá nunca jamás a juzgarme.
¡Que el destino decida mi futuro! Yo, me encargo del presente. Truenan las pisadas de mis equinos que se aproximan, alzando el aire plasmado en polvo cada vez que tocan suelo firme, rápidos y ágiles, temerarios y diestros en la guerra. Allende, en sus lomos viajan mis fieles soldados, campeones en muerte y siniestros a la hora de estocar con sus armas, sin piedad blanden sus espadas en una fina brisa mientras que el bermellón resbala por el resplandeciente brillo que enceguece. Los cuerpos caen, las almas caen y su pasado, presente y futuro se quiebran en cosa de segundos…, los sueños derrocados no volverán a tener forma.
Soy el rey, no me juzguéis de mala manera, mi trabajo es simple pero a la vez depende de decisiones drásticas, severas ¿Os he mencionado que estoy perdiendo lo poco que tengo? Pues para mi desgracia…., sí. Con último hálito alzó uno de mis brazos empuñando el astil de oro ¡Moriréis por mí! Y os quepa duda que falleceremos con honor, con el orgullo al rojo vivo. El mañana se acerca y alguien más será el que tome mi lugar, quizás con nuevas ideas para martirizar al pueblo, a su reino a mi reino. Pero os puede reiterar que no hay poderío permanente en esta tierra, todo es efímero, tal como llegamos nos vamos y no sintáis culpa de vuestros pecados, lo hecho…, hecho está. Sin piedad. Sin arrepentimiento.
No se puede vivir con miedo eternamente ~
Rossiel Black Dark
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