Maquinarias

La gente por alguna razón le está cogiendo miedo a la vida. Casi todos de alguna forma u otra le teme a lo correcto y sin saber porque, lo rechaza.

Me imagino que no haya en este mundo nada mas normal que querer tener algo serio con una persona, quiero decir una relación de pareja, donde exista el respeto y la fidelidad, pero esto que para mi es lo lógico ... es completamente obsoleto para la mayoría.

Casi todos se han convertido en maquinas sexuales. Estructuras rígidas y sin corazón que solo quieren tener sexo. Como me dijo alguien ayer:

- Solo quiero acostarme contigo algunas veces y... luego seguiremos siendo amigos.

Amigos ... que utopía tan inmensa, que forma tan descabellada de engañarse a uno mismo.

Pero lo peor de todo es que se que.... el del problema siempre soy yo. Tal parece que nací en Neptuno y vine a caer por casualidad en este planeta que a mi entender, anda virado al revés.

Todos buscan lo mismo y de cierta forman lo obtienen... si, obtienen lo que quieren y son tal vez, felices por unos minutos. Esos minutos en que pueden sentirse dichosos de que le estén dando lo que necesitan... y por donde más lo necesitan pero... todo tan vacío, todo tan lleno de ese humo que ahoga cualquier rastro de eso que en un principio se hacia llamar sentimientos, ahora atrapado en el mas profundo olvido de nuestra mente. Así y todo quizás digan que son felices... es posible que digan que lo tienen todo, pero ese todo puede salir tan caro. Algo que podría ser tan bello puede cobrarte a cambio tu futuro. Toda una vida por solo un capricho físico... una posible necesidad fisiológica primitiva del hombre ... una posible necesidad humana que se nos esta yendo de las manos... y lo más gracioso es que es a nosotros mismos, los humanos.

Pero como siempre digo... el extraño soy yo.

Todavía me aferro a pensar que queda alguien que necesite lo mismo. Una relación, en todo el sentido de la palabra. Con todos sus anexos, aquellos adjuntos inevitables que odiamos y que amamos... esas cosas que nos hacen increíblemente felices unas veces y enormemente miserables otras... pero en todas ellas, confiados de tener alguien al lado de quien apoyarse. Alguien con quien se pueda contar para que escuche tus problemas y te ayude a superarlos o te puedas pasar toda una noche llena de risas. Eso es lo que quiero ... solo ese alguien a mi lado.

Pero ayer también me dijeron algo: Hasta cuando vas a esperar??

Sinceramente no lo sé. Prefiero vivir con mi fe y mis recuerdos. De alguna forma colgado de la esperanza de encontrar el amor... en un final hay quien tiene igual fe en hallar extraterrestres y seguramente han esperado mas que yo. Incluso hay una gran diferencia. Para ellos, los que creen con toda razón en los Aliens, les cuesta millones. Para mí, que creo con toda razón en el amor, me ahorro cientos. Claro, cientos que daría con todo el placer de este mundo por que alguien se me acercara y me dijera como encontrarlo... a él. A ese amor que algún día, ya perdido entre mis memorias, se me fue de las manos.

Pero hace tanto de eso ya, que tal vez él también sea hoy una maquina. Una de esas, como tantas otras que hay por ahí. Contagiado con esa enfermedad que ataca a casi todos. Esa influenza producida por el engaño, la mentira, la infidelidad y especialmente los deseos de todos de tener una vida “libre” y sin una gota de responsabilidad.

Como me dijeron ayer:

- No quiero tener que acompañar a nadie a tomar la guagua, a nadie a quien regalarle el día de los enamorados o que me este todo el día besando.

¿Por Dios, qué ha pasado con todos?. ¿Dónde ha quedado en los hombres eso con lo que los expertos se llenan la boca para decir que solo tenemos nosotros los humanos?... sentimientos. Los animales creo, sienten ya mas que nosotros. Hasta los perros lo hacen en la actualidad con más amor.

Pero como digo.... el raro siempre soy yo.

Parece que solo yo veo que estamos entrando en una crisis. Y por eso escribo. Para que aunque sea en letras quede lo que siento hoy por dentro. Y como la gran mayoría me muevo por este mundo seco y frío y quien sabe si mañana me levante enfermo... contagiado de lo que tanto le huyo. Siendo como tal vez tu, una de esas horribles máquinas.



[Este relato no pertenece a los autores de este blog]