Aquí está el proyecto del mes de Octubre del grupo "Adictos a la Escritura", espero les guste.
Compañías Indeseadas
Se situó junto a la ventana que daba al extenso jardín, recordó la primera
vez que había llegado a esa casa, su esposo se la obsequió con el fin de llevar
todas sus ideas a la acción, pensaba en crear un sitio colmado de flores de
todo tipo, cuyo objetivo luego sería vender. Amasaría buen dinero por su
producción. No obstante, desde que llegó a ese lugar con su esposo, empezaron a
ocurrir cosas extrañas, situaciones como por ejemplo, la repentina muerte de su
hombre amado la cual ni los mejores policías pudieron desentrañar, según ellos
simplemente fue una caída del techo y de casualidad se encontraba la picota ahí
que recibió todo el peso del cuerpo.
Ella estaba segura que el día anterior al fallecimiento, juntos habían
guardado todas las herramientas en un cuarto que tenían a un costado de la
casa, y hasta el día de hoy ella juraba que fue así. Mas qué podía hacer si los
hechos decían lo contrario. Un mes había pasado desde que se quedó
completamente sola, no alcanzaron a concebir hijos, y, se sintió culpable de en
ese entonces haberle pedido que esperasen un tiempo.
Ahora el tema en cuestión era otro, aparte del derrumbe sentimental, tenía
que lidiar con el hecho que por más que arara la tierra esta seguía siendo
infértil, nada crecía allí, ni siquiera la maleza más perra de arrancar, nada,
sólo tierra negra. Aparte de ello, los sucesos paranormales, cuando estaba
lavando alguna prenda y paseaba de un pasillo a otro, cerca de una ventana
lograba de soslayo vislumbrar siluetas pequeñas. Luego cuando buscaba en el
patio éste se encontraba vacío, ni sonidos de aves.
Fue entonces, en las tardes cuando se sentaba a leer junto a la ventana de
su alcoba, se percató sin interrupción de tres seres con máscaras, eran niños
que solo movían la cabeza de un lado a otro mientras la observaban, así
transcurrió un mes más. La primera vez que lo vio tuvo un susto de muerte,
luego, comenzó a sentirlos como parte de una rutina el que estuviesen sentados
siempre afuera, sobre un árbol muerto, cortado para quién sabe qué fin, pensar
en el motivo del árbol provocó que le surtiera un escalofrío por todo el
cuerpo.
Una noche, mientras dormía plácidamente, escuchó que arrojaban
piedrecillas sobre el cristal. Se incorporó somnolienta de la cama y se fue
trastabillando hasta el ventanal, corrió el cerrojo de la chapa y abrió sin
pararse a pensar en que nadie nunca la había visitado, no había vecinos cerca
ni nadie de la ciudad más cercana le hablaba así que, por donde lo viese, no
existía forma de que ocurriera.
— ¿Hay alguien ahí? —Preguntó. Un viento huracanado se coló por entre las
piernas y las risas infantiles interrumpieron el silencio que hasta ahora
había.
— ¿Quién es? ¡Salgan! —Abrió más el ventanal y se precipitó hacia el
exterior buscando a los causantes de aquellas risas burlescas. De pronto, vio a
los tres niños en el mismo árbol sentados, todavía portaban las máscaras pero
estaba vez se escuchaban alegres.
—Quiero que se callen —demandó, como si fuesen sus hijos los que
alborotaban la casa esa noche.
— ¿No me han oído? ¡Quiero que se callen! —añadió molesta.
Los niños no respondieron pero en cambio, los
tres se pusieron de pie y empezaron a levitar hacía ella. La mujer se tapó la
boca conforme corría devuelta al cuarto, olvidándose de cerrar el ventanal. Un
grito desgarrador reptó por su garganta, en tanto las risas se hicieron más
estridentes. Luego, sólo hubo silencio.Mircea Black~