Hasta la salvación del alma
es un acto del intelecto.
Anónimo
Estoy cansada; estás destruyendo mi cuerpo
¿por qué?
—Esa es mi función, mantenerte distraída de
la realidad. Tú no eres un cuerpo físico; eres un
espíritu atrapado en el cuerpo, y seguirás así mientras
permitas que sea yo la autoridad en tu cuerpo,
mientras me sigas alimentando; él muere cada día
un poco.
—¿Por qué tengo cuerpo?
—Lo tienes para rescatar al espíritu. Si no salvas
tu vida, el espíritu está perdido. Así te den mil
cuerpos, si no salvas a tu espíritu en uno de ellos,
éste morirá irremediablemente. Para vivir necesitas
cuerpos físicos, por eso te he mantenido en un
círculo que no tiene principio ni fin; pero permites
que tu espíritu se debilite en cada vida física. Estoy
a tiempo de tener el poder total de tus vidas.
Acabaré con una y otra hasta el infinito. No habrá
más espíritu con quién luchar, tendré el poder.
—¡No lo tendrás! No te daré más autoridad, ni
te alimentaré. Mi espíritu tendrá ahora la autoridad.
Sé que está aún débil para tomar el mando,
pero lo alimentaré cada instante de mi existencia,
así cobrará fuerza ¡Te venceremos!
—Ja, ja, ja, no podrás: te gusta la vida material,
respondió mi corazón.
—¡No! me liberaré de ti, y mi espíritu será libre
por siempre. ¡Muere corazón!
—Ja, ja, ja, ¿quién eres tú?
—¿Yo?... soy el alma de este cuerpo.
El corazón enmudeció.
[Este relato no pertenece a los autores de este blog]
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